Sarah y Scott son un matrimonio que se dedica al estudio de los tiburones blancos. Tienen dos hijos gemelos de 5 años. En una de sus expediciones, Sarah está a punto de ser devorada por un tiburón. Scott, que puede disparar al tiburón se niega a hacerlo, aunque Sarah se salva milagrosamente, decide separarse de Scott. Medio año después y ante la precariedad económica en la que vive (Scott lleva 5 meses en una expedición y no le pasa dinero), Sarah acepta la oferta de un multimillonario sexagenario (Brady) y su hijo Nate para ver los tiburones blancos. A pesar de que el clima hace desaconsejable el viaje, los tres se embarcan y viven una trágica aventura.
Me queda claro que tanto la escritora como el director no tenian ni la más mínima idea de como hacer esta película lo único posiblemente rescatable son las escenas de buzos con tiburones de verdad, de ahí en fuera es una basura, los efectos especiales son tan malos que me recordaron una película del "Santo contra las momias". Si quieren saber como se vería una tormenta en una alberca olímpica chequen con detenimiento las escenas de la tormenta casi al final de esta cinta.
En vez de contratar a un talento magno como Halle Berry que ni supieron dirigir, hubieran invertido en un mejor guionista y un buen departamento de efecto especiales. Que desperdicio, habiendo tantas buenas historias bien escritas sin presupuesto para llevarlas a la pantalla,
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