Alex (Tyler Perry), detective de la policía y psicólogo, está investigando las extrañas muertes de los miembros de una banda criminal. Todo parece indicar que se trata de un ajuste de cuentas entre gángsters, pero a medida que se van conociendo los detalles, los crímenes se empiezan a parecer sospechosamente a otras muertes anteriores atribuidas a un asesino en serie llamado Sullivan. Alex deberá utilizar todos los métodos que estén a su alcance para atrapar a Sullivan antes de que sea demasiado tarde.
Da la impresión de ser un éxito de cine de acción independiente, pero a lo largo de la trama te vas dando cuenta de que no es así, de que simplemente es otra película de disparos común y corriente, no es necesario tener grandes personalidades de Hollywood para tener una buena cinta, pero al menos esperas una buena representación de los personajes, caso que no se da muy bien en esta cinta. Cumple su cometido porque entretiene a la audiencia, pero seguramente no cautivara a los ojos más críticos.
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